miércoles, 27 de abril de 2016

Infinitos

Me gustan los poemas que no me terminan de decir, o que no los entiendo del todo, como si hablaran en un entresueño. Al poema que fía todo en un mensaje lo saludo y lo despido como al cartero: Mensaje recibido. Que tenga buen día. Pero los buenos poemas regresan siempre nuevos, a la luz del sol o en la oscuridad más terca. Como la voz de los amigos, los buenos poemas son repentinos, inagotables, infinitos.

jueves, 21 de abril de 2016

Donde está el fuego

Así se llama esta nueva entrega de Cuadernos de humo, la revista de poesía que el poeta Hilario Barrero, con arte y mimo, nos regala cíclicamente desde Brooklyn. Con un lujo de compañía, un servidor tiene el honor de colaborar allí con tres poemas inéditos y la traducción de un pequeño poema de Cavafis. Aquí la portada, uno de esos poemas (con ilustraciones del propio Hilario Barrero). Y mi agradecimiento.



viernes, 15 de abril de 2016

Lorenzo Silva habla de la Poesia completa de Cavafis (Pre-Textos) en RNE

Mi agradecimiento al escritor Lorenzo Silva por las amables y generosas palabras que le dedicaba en "Las mañanas" de RNE a la Poesía completa de Cavafis (Pre-Textos) y al trabajo de un servidor.

http://www.ivoox.com/rincon-contadores-historias-de-audios-mp3_rf_11062960_1.html
 

domingo, 3 de abril de 2016

1 mirlo

¿También en este viento sucio del poema,
en esta noche anidará el sueño de un mirlo?

Demasiado viento y demasiada noche
pueden echarnos sin piedad a un largo afán de escenas destrenzadas
que nunca sabrán hallar el consuelo de su película.
En esta noche que ni siquiera es negra quisiera entregar todo en un regalo
y no sé cómo juntarlo. Todo. Mi propio miedo
como si el mundo fuera una estación cada día más sola.
Y aquel árbol triste de la niñez donde --parece-- se había ahorcado un hombre.
Una vez soñé que todos los maniquíes ardían en los escaparates de las tiendas
y me entristeció mucho ver cómo se consumían a un tiempo y no saber la moraleja.
Aún veo a mi padre alzándome en brazos por última vez,
y con ese recuerdo me sigue sorprendiendo el misterio, divertido, de recordarme
pequeño en brazos de mi padre, con tanta naturalidad, lo mismo
que si tener otro cuerpo --un cuerpo de niño-- pudo algún día haber sido posible.

Si embargo, ya sabemos que poner todas las cosas, una tras otra --y de noche-- en un poema,
no nos devuelve el mundo.
Cuánto mejor ser devotos de lo singular y lo simple,
como sucede en la Odisea, donde un trajín de islas y mujeres y negras naves,
incluso los días y las noches, en riguroso orden,
sólo estaban para pasar, en fila, por la mirada pasmada de Telémaco,
y ante su soledad, tan parecida a la nuestra.
Por eso, más allá de lo sucio, de la noche y de este viento múltiple que se autocompadece,
sólo pido que sobreviva, por favor,
cuando por fin se acabe el poema y amanezca ya del todo,
el mirlo definitivo, el que se posa en los mejores sueños
para curar la tristeza de los árboles;
el mirlo que nunca seré capaz de soñar,
el más limpio, el más puro, el más hermoso, como una sola nave negra
para surcar una sola primavera. Sólo
ese mirlo es mi regalo.

sábado, 2 de abril de 2016

Brétema

*Siempre me ha fascinado la palabra gallega "brétema", que significaría "niebla espesa o húmeda", una niebla que quiere ser lluvia, o viceversa. Esa Br- líquida (nunca mejor dicho) es cautivadora, e ignoro si la palabra tiene algún lazo genético con el verbo griego βρέχει (llueve) o con βροχή (lluvia). En estos días húmedos y ya otoñales me apetece sacar a pasear un antiguo poema de "Cantigas y cárceles", absolutamente inofensivo. Fue un intento de "traducir" el vocablo "brétema" en poema. O en soledades. O en soleás. Según se mire...


BRÉTEMA


Brétema, mimbre del aire,
ciencia de rizo sin norte,
quién aprendiera a abrazarte.

Sobre un estribo del sol
columpias a la mañana:
fiel estribillo de amor.

Deja en mis hombros tu huella
de mariposa funámbula,
flor de bruma o broma. Brétema,

¿de dónde vienes y adónde
caracoleas la sombra
volandera de los hombres?

Quién aprendiera a besarte,
Ariadna enredadora
de brañas en fino alarde.

Pero te irás con mis dudas
cuando el bronce del sol quiebre
tu frágil arquitectura.

El día es alto y unánime.
Vibra el perfil de la vida.
La muerte es sueño de un ángel.

¿Es aquí donde te escondes,
en los labios que has mojado,
laberinto de tu nombre?


(De "Cantigas y cárceles", Sevilla, Isla de Siltolá, 2011)