martes, 20 de diciembre de 2016

Año viejo / año nuevo

Pensar cómo ha podido arder un año entero nos lleva a un gran misterio, y no hay melancolía peor que la de resolver los misterios. Conviene recoger unas pocas alhajas bajo las cenizas del año: el don de la ignorancia y el asombro y la fascinación, el acertar a conducirse por el mundo, igual que por una fiesta, con la sutil discreción de un diletante. Es la pequeña certeza que late muy al fondo, tan íntima como la fiebre de las naves, tan llana como ese mar del poeta que --según dice-- tiene el color del vino.