jueves, 3 de marzo de 2011

Anacreonte mix

Otro ejercicio de arqueología íntima. Rescato aquí unas viejas traducciones mías de Anacreonte de Teos. Fue, entre los líricos griegos arcaicos, el poeta que más voluntad puso en parecerse a Anacreonte de Teos. Y, a juzgar por sus pocos y dispersos fragmentos conservados, anduvo muy cerca de lograrlo.

***

348 PMG

Te imploro a ti, flechadora de ciervos,
hija rubia de Zeus, soberana
de agrestes fieras, Ártemis,
que acaso ahora, sobre las corrientes
del Leteo, vigilas la ciudad
de varones intrépidos, alegre
ya que no pastoreas
una grey de salvajes ciudadanos.

***

356 PMG a, b

Venga, niño, trae la copa
para beberla de un trago.
Vierte diez cazos de agua
y de vino cinco cazos,
que quiero, sin desmesura,
celebrar de nuevo a Baco.

Venga de nuevo, y no más,
entre gritos y entre escándalo,
al modo escita bebamos;
antes bien, embriaguémonos
de vino entre bellos cantos.

***

357 PMG

Señor, junto a quien el tirano Eros
y las ninfas de ojos endrinos
y Afrodita la púrpura
juegan, tú que recorres
las elevadas cumbres de los montes,
de rodillas te pido: ven a mí
propicio y, grata como es,
oye mi súplica:
conviértete de Cleóbulo en un buen
consejero, y que acepte,
oh Dioniso, mi amor.

***

358 PMG

De nuevo a mí su bola púrpura
me arroja Eros de cabellos de oro
y con una muchacha de sandalias
adornadas, al juego me convida.
Pero ella, de la bien plantada Lesbos,
mis cabellos rechaza,
blancos cual son, y queda boquiabierta
ante otra distinta cabellera.

***

359 PMG

A Cleóbulo yo quiero,
por Cleóbulo enloquezco
y tras Cleóbulo mis ojos llevo.

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360 PMG

Muchacho de mirada de doncella,
te busco y no me escuchas;
no sabes que de mi alma
llevas las riendas.

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361 PMG

Yo no querría el cuerno
de Amaltea, ni ciento
cincuenta años, tampoco,
como rey de Tartesos.

***

363 PMG

¿Por qué te ensalzas
cuando te untas con ungüento el pecho
más hueco que una caña?

***

376 PMG

Tirándome otra vez desde la peña
de Leúcade, en las olas blancas me sumerjo, ebrio de amor.

***

388 PMG

El que antes llevaba un gorro liado cual piel de avispa,
y unas tabas de madera en las orejas, y al lomo
un pellejo de buey calvo

(mugrienta funda de un mal escudo); y con panaderas
y rameras se mezclaba el desgraciado Artemón,
y halló una vida canalla.

El que a menudo en el cepo ponía el cuello, y en la rueda,
y en la espalda le azotaban con un látigo de cuero,
rapado de pelo y barba,

ahora marcha en un carrito, llevando pendientes de oro,
el hijo de Ceca, y usa un parasol de marfil,
imitador de mujeres.

***

395 PMG

Canosas tengo ya las sienes
y blanca la cabeza,
y ya no me acompaña la graciosa
juventud, y mis dientes son ancianos,
y de la dulce vida ya no es mucho
el tiempo que me queda.
Por eso yo sollozo
a menudo, del Tártaro espantado,
pues el abismo de Hades es terrible
y penoso el descenso, y es seguro
que aquel que lo ha emprendido ya no vuelve.

(Traducciones de Juan Manuel Macías)