jueves, 12 de mayo de 2016

Respetar el original

Si, al traducir un poema, quieres ser "respetuoso con el original", respeta sobre todo la lengua en que traduces, porque son tus ojos y tus manos. Vive esa lengua y respírala. Nace en ella y muere en ella cuantas veces puedas. Ama con ella o fustígate con ella. Rómpela si quieres, pero conoce lo que quieres romper. No pretendas ser más alemán que Rilke ni más italiano que Cavalcanti. Abraza la lengua en la que escribes tu versión (y tu poema) porque solo esa tabla vieja, que cruje con todos tus muertos, te llevará, si los vientos son propicios, a tierra firme. O te acompañará hasta el fondo en tu glorioso e irrepetible naufragio.