domingo, 23 de febrero de 2014

Eduardo Moga (en prosa y verso)

Como el sueño y la vigilia, el verso y la prosa no dejan de ser meras convenciones. Los primeros, para entender nuestro catálogo sucesivo de noches y de días; y los segundos, como límites y formas de la escritura, el texto y las artes gráficas. «Y, si no --vendría a decir con más razón que un santo Juan Ramón Jiménez-- que se lo pregunten a un ciego». Precisamente, el poeta Eduardo Moga, hábil y audaz viajero por los infinitos puntos que unen las dos orillas, acaba de regalarnos a sus lectores, casi sin solución de continuidad, un libro de versos y otro de prosas, y por ambos circula a su albedrío (para escucharla más que para verla) la siempre difícil, contradictoria y rara poesía. Sirva esta apresurada nota que aquí cuelgo para saludarlos.

El libro de versos se titula Décimas de fiebre y está editado por Los papeles de Brighton, joven e interesante proyecto editorial puesto en marcha por el escritor y crítico Juan Luis Calbarro, a quien, de paso, deseamos desde aquí mucha suerte y éxitos en este viaje. Un volumen compuesto por --nada menos-- cincuenta y cinco décimas espinelas, esa estrofa de arte menor cuyos delicadísimos cascabeles hicieron sonar con tanta gracia poetas del 27 como Jorge Guillén, Cernuda o Gerardo Diego. Las décimas de fiebre del poeta barcelonés no les van a la zaga:

Tengo años cuarenta y nueve,
que es lo mismo que decir
media vida sin reír
o tengo cuarenta y nieve.
No Eduardo: me llamo llueve,
y me inquina una tormenta
meticulosa, una lenta
casi nada que me guía,
con precisión de gumía,
a un ataúd de cincuenta.

Para este libro, buen ejemplo de que el arte, al igual que la naturaleza, también escoge a veces la simetría, un servidor ha tenido el honor de escribir un breve prólogo. Por lo demás, en este enlace pueden acceder a la editorial para adquirir el libro directamente. Imperdible:

http://lospapelesdebrighton.com/2014/02/12/eduardo-moga-decimas-de-fiebre/


El libro de prosas, La pasión de escribil [Relato de tres viajes a hispanoamérica] está editado, con su cuidado y pulcritud habituales, por la sevillana Isla de Siltolá, la benemérita, imprescindible editorial del poeta Javier Sánchez Menéndez. Un volumen que se imanta a las manos vertiginosamente,  y al que cuesta Dios y ayuda colocarle el marcapáginas. Narración tan caudalosa como grata, de extensos pero precisos y biselados horizones, donde Moga consigue llevar en volandas al lector de ola en ola, de la intensa pulsión lírica a la ironía más mordaz, sucesivamente, como un moderno Cabeza de Vaca sin navío, que da cumplida crónica ante su atónito auditorio de los naufragios que pueblan ese curioso mar conocido como «la vida literaria».